sábado, marzo 21, 2020

Existe un buda salvaje en todos nosotros


EL BUDA SALVAJE

Puedes deshacerte ahora mismo amigo/a del ideal del personaje “calmo, indiferente, sereno y racional”.
Puedes dejar que arda en el fuego la imagen del “Buda de piedra perfectamente pacífico”. Eso es una terrible mentira.

Imagen de pixabay

Es sano sollozar, gritar, gimotear, suspirar, reír a carcajadas, temblar, sentir miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y poderosos deseos y anhelos.

Existe un Buda salvaje en todos nosotros, y no será domado. Cuanto más intentes suprimirlo, más fuerte se volverá.

Cuanto más quieras avergonzarlo, hacerlo enloquecer, o sentirse “irracional” o “demasiado emocional”, más se enfadará y más poderoso se sentirá.
Cuanto más quieras huir de él, más te acechará.
No será derrotado con palabras inteligentes y filosofías sofisticadas. No será silenciado; no te escaparás de él, porque solo estás intentando escaparte de ti mismo/a.

Todos debemos finalmente enfrentar al/la Salvaje que tenemos dentro, sentir curiosidad sobre nuestros sentimientos naturales, urgencias e impulsos, ya sean placenteros o dolorosos, ligeros e intensos.
Brindarles el presente de nuestra atención consciente y la respiración, darles nuestro amor y entendimiento; un hogar permanente dentro nuestro, un lugar para que se desplacen libremente.

Cuando nos amigamos con nuestro lado salvaje, podemos amigarnos con los otros.

Cuando dejamos de temer nuestros sentimientos, ya no intentamos controlar en vano los sentimientos de otros, y podremos sentir mucha más compasión por nuestros salvajes compañeros.

Sollozaremos juntos, gritaremos, gimotearemos, suspiraremos, reiremos a carcajadas, temblaremos, sentiremos miedo, enojo, una profunda pena, una alegría eufórica, profundos y poderosos deseos y anhelos. Y los celebraremos como expresiones divinas.

El Buda sollozó como un bebé algunas veces, sintió enojo justificado ante las injusticias y el abuso en el mundo, temió la muerte, pero se paró sin miedo alguno ante el corazón del miedo.

Aquí estaba la fuente del poder de Buda, un amor infinito e inquebrantable por lo salvaje que llevamos dentro.

- Jeff Foster



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