martes, octubre 02, 2007

censúrame, razúrame y hazme cordero de tu ley


Corren tiempos repletos de supuesta libertad de expresión y con ellos también, en vuelo compartido, la censura, las prohibiciones, las ideologías ya sin "gías", las ofensas porque sí, por que no, o por las dudas; el respeto y lo respetable es quilombo. El fotógrafo Montoya, por poco linchado, al publicar sus fotografías con elevado tono sexual con referencias visuales a imágenes e iconos religiosos.
Una revista con su tapa censurada porque contiene una ilustración cómica de los reyes de España cogiendo. Dejando de lado el significado del término censura y de sus diferentes aplicaciones solo a voy a señalar algunas inquietudes: a) Si en mi blog pongo un titular como por ejemplo " A Bin Laden lo cogían de niño", generaré ofensas? b) Si leo en un graffiti: "La única Iglesia que ilumina es la que arde" están faltando el respeto a los peatones creyentes? c) Si existe una animación en la Micky tiene relaciones con Minnie se usurpa la propiedad intelectual, de desvaloriza el carácter original. d) Si la NBC titula un reporte: "El ataque nocturno sobre IraK solo destruyó bases militares" es condicionante para entender sus posición en el asunto o para tildarla de ignorante? e) Si hago un corto 10 minutos de una pelea entre verduleros y clientes, estoy fomentando la violencia? Si solo lo ve mi abuela?, y si me lo pasan en Cannes? o si me lo pide una agencia de publicidad y la pasan en la tele a las tres de la tarde? Bueno, podría enumerar un montón de situaciones pero para qué, para que me las censuren? Quién? Google, Web 2.0 o la Asociación de Imbéciles? Lo único que entiendo es que: La libertad de expresión no se mide por lo que se expresa sino por como lo haga, no se mide por respaldos teóricos o fácticos sino que se mide por a cuántos les llega esta expresión? Como todo, no? Si le digo a mis amigos que de chico me masturbaba con una estampita religiosa, a lo sumo me dirán: pero que pedazo de degenerado!¡trastornado! pero si, cuando ya soy presidente, lo confieso en una revista estoy en el horno.

Todo tiene que ver con que si hay o no moros en la costa mientras los trapitos están colgados. Todavía vivimos como moros, digo, como monos!.

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