Imagínense un tren vacío su hermana o novia sentada muy tranquila esperando llegar a su destino. De repente sube un ser humano, habla por teléfono y quizás ante alguna mirada de la joven, se le acerca al rostro y comienza a insultarla, sigue hablando por teléfono, va y viene por el pasillo, sigue vociferando insultos racistas y también de paso comienza a patearla y a pegarle en la cabeza.
Es un desequilibrado y un pobre ignorante muchacho español que descarga su falta de hombría y estupidez sobre una menor de edad de origen ecuatoriano. Afortunadamente en el metro hay una cámara de vigilancia que capta toda la escena, la policía identifica al imbécil y lo detiene. Por otro lado, su hermana o su novia ha quedado muy nerviosa, con miedos y con visitas al psicólogo. Vos cuando te enterás, maldecís y seguramente te dan ganas de cagarlo a trompadas. Lamentable que pasen estas cosas y creo que, más triste aún, es que a pocos metros de la joven hubiera otro joven que se limitara durante todo el acto bestial a mantener la cabeza gacha.
Esto también es indicio del nivel de nuestro compromiso con y dentro de la sociedad. Somos como perros miedosos que no actuamos en defensa de nuestros derechos como ciudadanos, como seres humanos; somos unos cobardes sacos de carne. Tengan presente que todo vuelve, estudien la historia de su país y verán que siempre hasta el más fuerte ha necesitado de la contención, apoyo y hasta tierras de otros más lejanos. No permitan que sigan sucediendo estos hechos, no permitan que la cobardía se promulgue y proclame estandarte de su indiferencia.
Pueden ver el video o mandarse a mudar! -si no se carga, vayan acá-
Es un desequilibrado y un pobre ignorante muchacho español que descarga su falta de hombría y estupidez sobre una menor de edad de origen ecuatoriano. Afortunadamente en el metro hay una cámara de vigilancia que capta toda la escena, la policía identifica al imbécil y lo detiene. Por otro lado, su hermana o su novia ha quedado muy nerviosa, con miedos y con visitas al psicólogo. Vos cuando te enterás, maldecís y seguramente te dan ganas de cagarlo a trompadas. Lamentable que pasen estas cosas y creo que, más triste aún, es que a pocos metros de la joven hubiera otro joven que se limitara durante todo el acto bestial a mantener la cabeza gacha.
Esto también es indicio del nivel de nuestro compromiso con y dentro de la sociedad. Somos como perros miedosos que no actuamos en defensa de nuestros derechos como ciudadanos, como seres humanos; somos unos cobardes sacos de carne. Tengan presente que todo vuelve, estudien la historia de su país y verán que siempre hasta el más fuerte ha necesitado de la contención, apoyo y hasta tierras de otros más lejanos. No permitan que sigan sucediendo estos hechos, no permitan que la cobardía se promulgue y proclame estandarte de su indiferencia.
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