martes, diciembre 13, 2011

Lograr el exito, llegar a la meta y gozar...

Si no gozamos de nuestra carrera en esta vida, cualquier logro que obengamos será insípido.

Tenemos a nuestro alrededor muchas personas que triunfan, personas que logran sacar lo mejor de sí mismas para lograr sus éxitos. Personas vitales, prácticas y apasionadas.
Nos preguntamos... ¿cómo pueden haber llegado, si somos vecinos, si nos educamos en el mismo colegio, si vivimos bajo las mismas situaciones económicas de país?

La respuesta está en que son personas nada parecidas a lo que uno es. Son personas con objetivos claramente visibles en espíritu, mente y cuerpo.


Una lista de lo que hacen aquellas personas que logran sus objetivos:

“No se comen el tarro”. No piensan demasiado. Una vez analizado y revisado el asunto, toman la decisión y no le dan más vueltas. Toman las decisiones y luego las acatan.

No son pesimistas por defecto. No se enfocan sobre los “y si pasa algo”. Se ocupan de las cosas, en lugar de pensar inútilmente lo que ya está analizado y revisado.

Conocen sus límites, lo que saben hacer y lo que queda más lejos de sus posibilidades. Ordenan sus prioridades, las asumen y delegan.

Delegan, saben dejar para otros lo que no es objeto de su trabajo.

Saben moverse en la red. Es mejor conocer a quien sabe algo que saber de todo. Preguntan, utilizan los recursos de su red de contactos.

Siempre positivos, constructivos, no caen en el negativismo, en el pesimismo.

Son coherentes. No cambian de línea de acción o de pensamiento cada rato. Dudan poco. Controlan la ansiedad de la duda.

Win-win. Crean sinergias y colaboraciones en las que ambas partes ganan claramente

Crean un modelo de negocio sencillo, claro, sostenible. Se complican poco.

Tienen claras sus prioridades, lo demás lo delegan o lo suprimen. No se puede estar en todas partes.

Saben gestionar sus emociones, tienen grandes habilidades sociales para las relaciones con los demás.

Más calidad de trabajo y menos cantidad a tontas y a locas. Es como ir de francotirador, en lugar de disparar perdigones.

Saben desconectar. Tienen otras actividades que les apasionan y que les llenan de energía y vitalidad.

Asumen los errores. Aprenden de ellos, lo toman más que como una amenaza para su estabilidad del negocio, como una oportunidad para aprender a ser mejores. No se recriminan, ni tampoco a los demás profesionales con los que trabajan.

Confían en las personas que tienen a su lado en su negocio. Si las han seleccionado para participar en su proyecto de negocio, les otorgan confianza y son constructivos en su trato con ellos. No tratan de cazarlos en posibles errores, ni de poner en tela de juicio lo que hacen, no los controlan abusivamente, ni cuestionan sus decisiones de forma habitual.

Saben que tienen que hacer para calmar su mente y lo hacen. Cuando hay que moverse en terreno en el que no son expertos, calman su mente para estar más atentos, entender mejor el nuevo terreno y ampliar su campo de visión. Se enfocan sobre el momento presente, abordando cada vez una sola cosa o asunto, uno después de otro.

Los contratiempos son parte del juego, no se dejan llevar por el “calentón” del momento. Conocen y saben utilizar sus emociones. De nuevo saben cómo calmar su mente y saben que si hoy no encuentran la solución, ésta puede llegar mientras practican su deporte favorito, es decir, relajando su mente y dejando que ésta halle la solución, mientras apartan el asunto principal del foco de la atención de la mente.

Practican en alguna actividad energizante, una pasión, algo que les llena de vitalidad, carga sus pilas y relaja sus mentes.

Dan lo mejor de sí mismos hasta el final. No se desalientan ante el fracaso, saben que la oportunidad está dentro de cada fracaso y la solución sólo aparecerá si se mantienen en calma para percibirla.

Reducen el mecanismo de “ir en piloto automático”. Es bueno para cuando hay que ir deprisa, pero la prisa eleva la confusión y la ceguera emocional.

Aceptan las cosas tal y como son. Incluidos sus límites reales. No oponen resistencia a las cosas que no les gustan, tanto si son, por ejemplo, pocas ventas, como sus propios errores.

Viven el momento tal y como es, no como les gustaría que fuera, y lo aceptan. Con ello parten de una realidad verdadera para resolver sus asuntos.


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