Anoche dí un par de vueltas por un barrio vecino y entre idas y venidas me cargué como a 18 malvivientes. Fue algo increíble. Saltaba de una pared a otra, daba medias vueltas en el aire y mientras caía golpeaba con un bate en la cabeza de una asesino y a los segundos en la de un violador. Giraba de repente y estaba en un callejón y allí aplicaba letalmente nuevamente mi bate contra la cabeza de otros seres dañinos a nuestra sociedad.
Al voltear por décima vez me acurruqué, desprendí las sábanas de lugar y me encontré sentado, enceguecido por la luz del amanecer que se colaba entre las persianas. No tenía sangre en las manos, ni en el pecho, mucho menos en el rostro.
Me incorporé- en busca de algo frío de beber en la heladera- y al pasar por el living me detuve en seco, atontado por lo que creía haber visto. Me asomé con cautela y ya ni pude darme cuenta si de verdad lo había hecho y esa era la paga o si alguien, en la quietud de la noche, había reemplazado mi hermosa mesa por una parva de billetes. Aún sigo en el estupor!
Al voltear por décima vez me acurruqué, desprendí las sábanas de lugar y me encontré sentado, enceguecido por la luz del amanecer que se colaba entre las persianas. No tenía sangre en las manos, ni en el pecho, mucho menos en el rostro.
Me incorporé- en busca de algo frío de beber en la heladera- y al pasar por el living me detuve en seco, atontado por lo que creía haber visto. Me asomé con cautela y ya ni pude darme cuenta si de verdad lo había hecho y esa era la paga o si alguien, en la quietud de la noche, había reemplazado mi hermosa mesa por una parva de billetes. Aún sigo en el estupor!
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parece que los héroes justicieros reciben buenas recompensas, está claro, aunque si fuera un héroe de verdad no aceptaría esa montaña de billetes. los héroes justicieros no son mercenarios.
ResponderBorrarpero yo soy de mentira, asi que me vienen como agua de río...
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